Mujeres de la América española

Las mujeres de la América española, tanto las nacidas en la península ibérica como en el Nuevo Mundo, vivieron un tiempo histórico trascendente y dejaron una huella que en muchos casos fue relevante.

Desde muy pronto la mujer estuvo muy presente, participando en muchas y variadas acciones propias de aquella gesta, ya fuera acompañando a los hombres como burlando muchas veces la norma que prohibía su intervención directa y activa.

Muy pronto, en el segundo viaje de Colón en 1494 viajaron muchas familias con mujeres e hijos. Así se sabe que Catalina Rodríguez, comerciante de Sanlúcar, Catalina Vázquez y María de Granada fueron entre otras, parte de los pasajeros. Menos conocido es que en su tercer viaje en 1498 le acompañaron treinta mujeres.

La mujer española del siglo XVI vivía supeditada a la tutela del varón y desprovista de toda relevancia intelectual. Su lugar era el hogar, donde ejercía de «buena esposa y madre cristiana». Pero las españolas que emigraron a América escaparon a este rol femenino sobreponiéndose a un destino marcado. Arrancaron sus raíces para replantarlas en un mundo desconocido.

Ya en el año de 1502, en la gran expedición de Nicolás de Ovando fueron nada menos que 70 mujeres casadas.

Poco más tarde en 1503, un navío al mando de Antonio Vélez de Mendoza, zarpó de Sevilla con 29 parejas de hombres y mujeres casados y sus familias. Había obtenido una capitulación que le autorizaba a establecerse en La Española con cincuenta colonos y sus familias, con el fin de crear una nueva población.

En 1505 Nicolás de Ovando valorando la conveniencia de traer más mujeres españolas a la isla, ordenó a todos los hombres de La Española que tuvieran esposa en España que volvieran a por ellas.

Hasta 1509 se puede estimar en 195 las mujeres que cruzaron el océano atlántico y llegaron al Nuevo Mundo.

En la década siguiente (1509 a 1519), llegaron a Santo Domingo en la isla de La Española entre 282 y 308 mujeres más.

En los siguientes veinte años (1520 a 1539), de los 13.262 emigrados a América, 768 fueron mujeres (5,7%).

Entre 1540 y 1559 fueron un total de 9. 044 hombres y 1. 374 mujeres.

Y ya avanzado el siglo, entre 1560 y 1579, el 28,5% de los emigrados en esos años eran mujeres, unas 5.013; de las cuales 1.989 eran casadas o viudas (40%) y 3.024 solteras (60%), algunas acompañadas de niños. (Jose Luis Martinez 168).

En los últimos veinte años del siglo, entre 1580 y 1600, fueron 9.508 hombres y 2.472 mujeres .

Y en resumen, según las últimas investigaciones durante todo el siglo XVI, de los 45.327 viajeros que partieron hacia América, 10.118 fueron mujeres (57% solteras y 43% casadas), y de ellas, el 50 % fueron andaluzas, el 33 %, castellanas y el 16 %, extremeñas.

En la entrada «Pasiones y amores americanos«, se ha hecho una semblanza de las mujeres nativas que tuvieron una relación destacada con los españoles, ellas fueron: Palaaira Jinnuu (Isabel), Anayansi, Malinali Tepenal (Malinche), Susy Cunti (La Capullana), Quispe Sisa (Inés Huaylas), Cuxirimay Ocllo (Angelina Yupanqui), Ana Martinez, Palla Chimpu Ocllo (Isabel Suárez Yupanqui), María del Mancho o de Mejía, Beatriz Clara Coya y Ana María Lorenza García Sayri Túpac de Loyola (marquesa de Santiago de Oropesa).

Ahora recapitulando, incluímos entre otras, a la primera mujer que aún no pisando tierra en el Nuevo Mundo se la puede considerar como la primera de la América española:isabel i castilla (2)

Isabel I de Castilla (España1451-1504), Isabel la Católica, de la que se ha reconocido que la gran empresa americana por parte de España se pudo dar, porque esta prestigiosa reina creyó en Cristóbal Colón.

Tres día antes de su muerte, el 23 de noviembre de 1504,  la reina Isabel firmó en Medina del Campo un codicilo en presencia del mismo notario, Gaspar de Gricio, y de cinco de los siete testigos que habían asistido el 12 de octubre anterior al otorgamiento y firma de su testamento y que dice así: «..suplico al Rey, mi Señor, mui afectuosamente, e encargo e mando a la dicha Princesa mi hija e al dicho Príncipe su marido, que ansí lo hagan e cumplan, e que este sea su principal fin, e que en ello pongan mucha diligencia, e non consientan e den lugar que los indios vezinos e moradores en las dichas Indias e tierra firme, ganadas e por ganar, reciban agravio alguno en sus personas e bienes; mas mando que sea bien e justamente tratados. E si algún agravio han rescebido, lo remedien e provean, por manera que no se exceda en cosa alguna de lo que por las Letras Apostólicas de la dicha concessión nos es inyungido e mandado».ANACAONA

Anacaona (La Española 1464-1504), esposa del cacique Caonabó del Cacicazgo de Maguana en la isla de La Española hasta 1496 y cacica del Cacicazgo de Jaragua desde que murió su hermano Bohechío en 1502, el cual había confraternizado con Bartolomé Colón. La bella Anacaona «una gran dama» según se afirmaba, permaneció como fiel aliada de los españoles durante 5 años. Fue juzgada por traición y condenada a la horca, después de un ataque de las fuerzas del gobernador Ovando a su poblado. La actuación de Ovando en este hecho es uno de los actos más inexplicables y crueles de su gobernación.

María de Estrada (España 1475/86 – 1537/48), en la terrible noche triste de Tenochtitlan donde perdieron la vida 600 españoles y mas de 1.000 de sus aliados tlaxcaltecas, Muñoz Camargo comentó: «En esta tan temeraria noche triste (…) se mostró valerosamente una señora llamada María de Estrada haciendo maravillosos y hazañeros hechos con una espada y una rodela en las manos, peleando valerosamente con tanta furia y ánimo, que excedía el esfuerzo de cualquier varón, por esforzado y animado que fuera, que a los propios nuestros ponía espanto». Otro cronista Torquemada decía: «Se entraba por los enemigos con tanto coraje y ánimo como si fuera uno de los más valientes hombres del mundo«.

Francisco Cervantes de Salazar atribuye a María de Estrada las siguientes palabras dirigidas a Cortés cuando éste quiso que las mujeres se quedasen a descansar en Tlaxcala:No es bien señor Capitán, que mujeres españolas dexen a su maridos yendo a la guerra; donde ellos murieron moriremos nosotras, y es razón que los indios entiendan que somos tan valientes los españoles que hasta sus mujeres saben pelear…”

Según relata Carlos Lavín Figueroa, cronista que se dice de Cuernavaca: 
“María de Estrada era una niña judía cuyo nombre era Miriam Pérez. Cuando la expulsión de árabes y judíos decretada por los Reyes Católicos en 1492, Miriam tenía 6 años y vivía en la Judería de Toledo junto a su abuelo, médico y rabino quien la enseñaba a leer y escribir. A la edad de 8 años no solo leía en castellano, sino además lo hacía en hebreo y latín».

tetela del volcan
Tetela del Volcán

En recompensa por sus servicios a la causa y por su valentía, María de Estrada fue nombrada por Cortés, encomendera de Hueyapan, Nepopualco y Tetela del Volcán. Tras la muerte de su esposo Sánchez Farfán volvió a casarse, ahora con el partidor Alonso Martín, con el que viviría en Puebla de los Ángeles hasta su muerte debida a una epidemia.

María Álvarez de Toledo y Rojas  (España 1490-Santo Domingo 1549). Llegó a la Española en 1509, en compañía de su esposo el virrey Diego Colón. Era nieta del primer duque de Alba. Fue virreina de las Indias Occidentales en maria alvarez de toledo y rojasausencia de su esposo entre 1515 y 1520, y entre 1523 y 1526.  María no se libró de los prejuicios de su época, a pesar de sus contactos familiares y ser también sobrina de Fernando de Aragón; después de la muerte de su esposo, no le concedieron el permiso para dirigir una Armada y colonizar tierra firme. Murió en 1549 en el palacio virreinal, el Alcázar de Santo Domingo.

Fernández de Oviedo, quien  menciona la emigración de ibéricas en 1509, en compañía del virrey Diego Colón, indica que «…ahí venía la virreina doña María Álvarez de Toledo y Rojas y, con ella, “algunas dueñas e doncellas hijasdalgo (…) eran mozas (que) se casaron en esta ciudad y en la isla con personas principales e hombres ricos de los que acá estaban, porque en la verdad había mucho falta de tales mujeres de Castilla”.

Algunas eran las hermanas Juárez, hijas de Juan Juárez, a quienes el cronista considerababonicas”. Una de ellas, Catalina, se casó con Hernán Cortés. También venían en esa embarcación María de Cuéllar, quien contrajo nupcias con Diego Velázquez, conquistador de Cuba.

Beatriz Bermúdez de Velasco (España siglo XV-México siglo XVI), participó en uno de los combates para conquistar Tenochtitlán obligando, espada en mano, a volver a la batalla a los españoles Beatriz Bermúdez de Velascoque se rendían. Así lo narró Francisco Cervantes de Salazar: «Beatriz Bermúdez que entonces acababa de llegar de otro real, viendo así españoles como indios amigos todos revueltos, que venían huyendo, saliendo a ellos en medio de la calzada con una rodela de indios e una espada española e con una celada en la cabeza, armado el cuerpo con un escaupil, les dixo: ¡Vergüenza, vergüenza, españoles, empacho, empacho! ¿Qué es esto que vengáis huyendo de una gente tan vil, a quien tantas veces habéis vencido? Volved a ayudar a socorrer a vuestros compañeros que quedan peleando, haciendo lo que deben; y si no, por Dios os prometo de no dexar pasar a hombre de vosotros que no le mate; que los que de tan ruin gente vienen huyendo merecen que mueran a manos de una flaca mujer como yo” (211; lib. 5, cap. 169). Fue tal la vergüenza que sintieron los soldados españoles y el efecto de las palabras de Beatriz, que volvieron hacia los enemigos “ya victoriosos”, dando lugar a la batalla “más sangrienta y reñida que jamás hasta entonces se había visto”.

Beatriz estuvo casada con el soldado Olmos del Portillo, el de México.

Por estas fechas el 21 de agosto de 1526 el rey de España Carlos I firmó una Real Cédula en Granada el 21 de agosto de 1526 que otorgó permiso a Juan Sánchez Sarmiento para edificar la primera “casa de mujeres públicas” del continente americano en Santo Domingo “por la honestidad de la ciudad y mujeres casadas de ella y por excusar otros daños e inconvenientes”, causados muy probablemente por los marineros, soldados y todo tipo de personas que llegaban a la ciudad tras una larga y dura travesía oceánica.beatriz de la cueva

Beatriz de la Cueva (Úbeda 1490-Antigua Guatemala 1541) «la sin ventura», quien fue esposa de Pedro de Alvarado desde 1527, después de que este enviudara de su hermana Francisca. De ella se ha escrito que poseía “una belleza peregrina, gusta del fastuo, y adora a su marido con frenesí”.

Beatriz y el Adelantado llegaron a Guatemala en 1539. Alvarado, en una expedición de conquista en México, murió el 4 de julio de 1541. 

El 9 de septiembre de ese año, De la Cueva fue nombrada gobernadora de la Provincia de Guatemala, cargo que aceptó de buen agrado, firmando la toma de posesión como “la sin ventura doña Beatriz”, convirtiéndose en una de las pocas mujeres con ese cargo en la América española.

De la Cueva, sin embargo, estuvo al mando poco tiempo, ya que uno o dos días después, la ciudad de Santiago de Guatemala fue destruida por un torrente de lodo y piedras que bajó del volcán de Agua y allí falleció Beatriz. Fue un triste final para ella y su séquito de doncellas.Catalina-de-Bustamante

Catalina de Bustamante (Llerena, Badajoz 1490-Texcoco 1545), de familia acomodada, con buena formación académica, sabía leer y escribir y conocía el latín y el griego. El 5 de mayo de 1514, junto con su esposo, Pedro Tinoco, sus dos hijas y dos de sus cuñadas, embarcaron en Sanlúcar de Barrameda rumbo a Santo Domingo.

Al fallecer su esposo se trasladó a Texcoco, México, donde aprovechando su condición de terciaria seglar de la Orden de San Francisco, consiguió, a través de Fray Toribio de Benavente, que la Orden le cediese parte de un antiguo palacio para establecer un colegio para niñas indígenas procedentes de familias de caciques u otros dignatarios. Además de enseñarles la lengua castellana, las instruyó en oficios dignos que pudieran realizar por sí mismas, a la vez que les hizo conscientes de su valor como personas y no permitir que sus padres las utilizaran en el trueque para conseguir alianzas con otros caciques o con capitanes españoles.

Isabel_of_Portugal_1548
Isabel de Portugal

En 1535, Catalina viajó a España para entrevistarse con la reina y solicitarle más recursos para poder ampliar la atención a la educación de las niñas y sacarlas de la condición en que se encontraban. La emperatiz Isabel le concedió lo que le pedía y le asignó nuevos fondos y tres nuevas educadoras que la acompañaron a México. Esto posibilitó que pudieran acceder a las escuelas niñas indígenas de la más baja clase social.

En 1545, la epidemia de peste que azotó el territorio de la Nueva España acabó con la vida de Catalina de Bustamante. Hoy su memoria es recordada con una estatua erigida en Texcoco que la representa con una pluma escribiendo una carta. Se la considera la primera educadora de América, aunque no fue un caso aislado pues muchas mujeres de aquellas pioneras de la Nueva España sembraron instituciones dedicadas a la enseñanza de la mujer.

India Catalina (Colombia 1495), de la etnia Mokaná, era muy conocedora del idioma castellano y de los dialécticos indígenas, además de ser sobrina de los caciques principales de la región de Galerazamba donde se hallaba Cartagena de Indias.

Había sido raptada alrededor de 1509 por Diego de Nuicuesa y llevada a Santo Domingo. A su regreso a Tierra Firme en 1527 se dedicó a evangelizar en la Gobernación de Santa Marta y más tarde en la Gobernación de Bolívar. Fue concubina de Pedro de Heredia el fundador de Cartagena de Indias, contra el que se rebeló acusándole de robar oro, en su primer Juicio de Residencia.

Tecuelhuetzin, María Luisa Xicoténcatl (Tlaxcalla-Antigua Guatemala 1537), hija de Xicoténcatl el viejo de Tlaxcala y pareja de Pedro de Alvarado desde 1519. Tuvieron dos hijos,  Pedro nacido en Tupeque, y Leonor nacida en Utatlán. Fue junto con los españoles a Tenochtitlán de donde escapó con ellos en la llamada Noche Triste.

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Catedral San José Viejo, Antigua Guatemala

Acompañó a Alvarado a la conquista de Guatemala y luego a Perú en 1534. Murió en 1537, celebrando su funeral el Obispo de Guatemala. Está enterrada en la Catedral de Antigua Guatemala.

Marina Vélez de Ortega (Guadalcanal, Sevilla, España siglo XVI). Según las crónicas de Nueva España, se reproduce la probanza de sus méritos a cambio de los cuales solicitaba mercedes para poder subsistir: » Que es vecina de la ciudad de Los Ángeles y natural de Guadalcanal, e hija legítima de Antón Ruiz Ortega y de Catalina Martín; y que es mujer de Cristóbal Martín Camacho, natural de Moguer, el cual pasó a esta Nueva España con Garay y sirvió a su Majestad en algunas conquistas…Que es una de las primeras vecinas de la ciudad de Los Ángeles, donde siempre ha tenido su casa poblada con cinco doncellas huérfanas, criándolas e instruyéndolas desde niñas a su costa, entre las cuales tiene una hija legítima de Juan Gómez de Peñaparda, conquistador de esta Nueva España; y que todas son muy pobres y ella con ellas padece necesidad«.  

María Arias de Peñalosa (Segovia, España 1500?-Lima 1573), hija de Pedrarias Dávila, la destaca la historia por ser una una madre «coraje». Casi todos los autores coinciden en afirmar que lo que más resalta en ella es «su nobleza de espíritu, su esforzado corazón, su elevado don de madre y esposa, y ser más que capaz para afrontar momentos muy difíciles en los que siempre demostró gran piedad y comprensión«. Y estos momentos difíciles fueron siempre en relación a su familia, a su esposo e hijos, a los que siempre defendió y apoyó contra fuerzas poderosas tanto en la Península como en Nicaragua, desde el Rey y el Consejo Real de Indias, la misma Inquisición y hasta clérigos y oficiales de la Audiencia de Guatemala.

No era mujer fácil de intimidar o de doblegar al tratarse de asuntos que tuviesen que ver con su familia. Primero prometida de Vasco Núñez de Balboa, estuvo casada con Rodrigo de Contreras desde 1524 con el que tuvo 11 hijos.

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Isabel (Inés) de Bobadilla (Canarias, España 1505-España 1546), gobernadora de Cuba, también hija de Pedro Arias y esposa de Hernando de Soto desde 1536; cuando este partió con su expedición a Norteamérica, otorgó un poder por el que nombraba a Isabel gobernadora y capitán general de la isla. Desempeñó esas funciones hasta enero de 1544 cuando supo que su marido había muerto. Regresó a España y murió en 1546 con poco mas de 40 años. En La Habana esperó día y noche a su esposo. En memoria de ambos se eleva desde hace 4 siglos y medio en la ciudad de La Habana, una estatua de Isabel de Bobadilla a modo de veleta, que llaman la Giradilla.

El Inca Garcilaso de la Vega, poco antes de que el Adelantado Hernando de Soto partiese para la Florida, calificaba a Isabel de Bobadilla “cuya hermosura era extremada”, como “mujer de toda bondad y discreción”.

ines de suarez

Inés de Suárez (España 1507-Chile 1580), amante de Pedro de Valdivia, con el que vivió Una historia de amor

Formó parte de la expedición a Chile en 1540 y participó en la Fundación de Santiago de la Nueva Extremadura. 

En un tremendo viaje a través del desierto de Atacama, Inés prestó diversos servicios a la expedición, por lo que fue considerada entre sus compañeros de viaje, según Tomás Thayer Ojeda, como «una mujer de extraordinario arrojo y lealtad, discreta, sensata y bondadosa, y disfrutaba de una gran estima entre los conquistadores». Destacó de forma decisiva en la defensa de la ciudad ante un ataque de los indígenas.

isabel moctezuma

Tecuixpo Ixtlaxóchitl, Isabel Moctezuma (Ciudad de México 1509-1550), hija del emperador Moctezuma II.

Sus primeros enlaces matrimoniales fueron con  Cuitláhuac y con Cuautémoc.

Como dote para su tercer matrimonio con Alonso de Grado, Hernán Cortés le otorgó la encomienda más grande del valle de México, el señorío de Tacuba (Tlacopán). 

Con Cortés tuvo una hija, Leonor Cortés, quien nació hacia el año 1528, pero nunca fue reconocida por su madre; en cambio, su padre le dio su apellido y la entregó al cuidado del licenciado Juan Altamirano, primo político de Cortés. En 1535, Leonor recibió el título de nobleza por Carlos V.

Pedro Gallego de Andrade fue el cuarto esposo de Isabel Moctezuma; el matrimonio con Gallego duró poco tiempo pues este murió en 1530.​ A pesar de ello tuvo descendencia, un hijo de nombre Juan de Dios de Andrade Moctezuma (1529-1577) del cual existe una línea de descendientes hasta el día de hoy.

El quinto matrimonio se celebró con Juan Cano de Saavedra, con quien procreó cinco hijos, de los cuales dos hijas Isabel y Catalina fueron monjas y fundadoras del convento de la Concepción en la Ciudad de México.

Juana Ramirez de Arellano y Zúñiga, Juana de Zúñiga (Soria 1509-Sevilla 1583), hija del conde de Aguilar, y segunda esposa de Hernán Cortés desde 1529, con el que tuvo 6 hijos. Fletó en 1535 la carabela de Francisco de Ulloa para avisar a Cortés de que había llegado un nuevo virrey a Nueva España, Antonio de Mendoza.

cuernavaca
Palacio de Cuernavaca, México.

Mientras Cortés estuvo en España, Juana seguía en Cuernavaca administrando como podía el marquesado. Es conocido que se volcó en la ayuda a los franciscanos de dicha villa, a los que hizo numerosas donaciones. Siempre a la espera del retorno de su marido, que finalmente nunca se produciría. El cronista Gómara dice que doña Juana era hermosa y muy religiosa que realizó donaciones para la Iglesia de la Asunción de María, hoy Catedral y su Conven­to.

Beatriz de Salcedo (Almería, España siglo XVI-Perú)

Llegó a Perú en 1532 como esclava blanca de García de Salcedo, Veedor que acompañaba a Pizarro. De probable origen morisco, recibió su libertad al año de su llegada,  pero se mantuvo como concubina de García de Salcedo, a quien acompañó a Cajamarca cuando aún estaba preso el inca Atahualpa, logrando entablar amistad con sus hermanas y mujeres.

Tras residir durante un tiempo en Cajamarca y en Jauja, fijaron su residencia en Lima. Como los oficiales reales no podían ser mercaderes, ella asumió gran parte de las actividades mercantiles de él. Allí vivió la muerte de García de Salcedo quien, en sus últimos momentos, decidió casarse con ella para hacerla heredera de toda la fortuna que habían acumulado. Se convirtió así en la única mujer encomendera y morisca de la historia de América. Es el historiador peruano José Antonio del Busto, quien le atribuye el mérito de haber sido quien sembró por primera vez el trigo en el Perú, tras recuperar algunos granos mal molidos de cierta harina que llegó de España.

Inés Muñoz de Ribera (Sevilla 1510-Perú 1594).ines muñoz

Llegó a Jauja con Francisco Martín de Alcántara en l534, siendo la primera mujer española casada que entró en el Perú. 

Su marido Francisco Martín de Alcántara, era hermanastro por línea materna de Francisco Pizarro. Inés y su esposo se unieron a la expedición de Pizarro con destino a Panamá que partió de Sevilla el 26 de enero de 1530. Durante el largo y penoso trayecto en barco fallecieron las pequeñas hijas del matrimonio, Ángela y Bárbola.

Tras su llegada a Panamá, Inés y su esposo se establecieron en la casa de Francisco Pizarro y le apoyaron en varias labores hasta que en 1531, Francisco Martín de Alcántara se unió a la expedición de su hermano. Inés Muñoz permaneció en Panamá hasta que su esposo regresó en busca de refuerzos. Fue entonces cuando Inés le acompañó a Perú.

El 18 de Enero de 1535, fue una de las presentes en la fundación de la Ciudad de los Reyes, actual ciudad de Lima. Ella y su esposo participaron en el primer reparto de solares realizado pocos días después de la fundación de la ciudad, adquiriendo de este modo el estatus de pobladores; su casa estaba en una esquina contigua a la del Gobernador Francisco Pizarro.

Según narra el cronista Bernabé Cobo, Inés Muñoz, habría sido la primera en introducir el trigo en el Perú, alrededor del año 1535 y es considerada la responsable de la introducción también de la mayor parte de las frutas españolas y de los primeros olivos. Dichos árboles y el resto de plantas como higos, melones, naranjas, pepinos, duraznos y otras frutas desconocidas hasta entonces en el Perú se plantaron en la denominada “Huerta Perdida”. Estos hechos han quedado atestiguados para la posteridad en una placa que corona un retrato de Inés, que actualmente se encuentra en el Monasterio de la Concepción de Lima. En 1537 había en Lima 380 españoles y 14 mujeres

Inés fue la encargada de la educación y cuidado de los hijos mestizos del marqués Francisco Pizarro, ya que este deseaba para ellos una educación española. La responsabilidad  sobre sus sobrinos fue total a partir del 26 de Junio de 1541, cuando su cuñado Francisco Pizarro y su esposo Francisco Martín de Alcántara, fueron  asesinados por la facción rival de los almagristas, en el contexto de las guerras civiles del Perú.

En ese trágico momento, Inés tuvo el valor de recoger los cadáveres de su marido y de su cuñado y llevarlos a enterrar en la iglesia sin la ayuda de ningún español “por el miedo que tenían a Diego Almagro el Mozo”. A los dos hijos de Pizarro (Francisca  y Gonzalo) los escondió en un convento y finalmente huyó con ellos a Tumbes en la costa norte del Perú.

valle del mantaro, junin
Valle del Mantaro, Junin.

En una de sus encomiendas en el Valle del Mantaro, (actual región de Junín), Inés Muñoz estableció en 1545 el que se cree primer obraje del Perú conocido como “La Sapallanga”. El Cronista Bernabé Cobo narra como » doña Inés hizo el primer obraje de lanas de Castilla en su repartimiento y encomienda de Indios del Valle de Jauja, dando traza como las lanas que hasta ahora se perdían se aprovechasen..

En 1545 contrajo segundas nupcias con Antonio de Ribera, el cual llegó a ser alcalde de la Ciudad de los Reyes en dos ocasiones.

Ya viuda fundó el Monasterio de Nuestra Señora de la Concepción en Lima, lima, monasterio de la concepcioncon el objetivo de «servir a Dios y de ayudar a muchas hijas de Conquistadores pobres que hay en esta ciudad gran suma dellas e padecen grandes riesgos e necesidades”.

Beatriz Hernández (España siglo XVI-México), se sabe de ella porque en 1542, en el valle de Atemaxac (Jalisco, México) sesenta y tres familias españolas se asentaron definitivamente en el actual lugar, a instancias de Beatriz Hernández, que exhortó a la comunidad a no volverse a mudar y quedarse en ese lugar. Aunque la elección pareció desventajosa por la mala calidad de la tierra, la falta de agua y la carencia de buenas comunicaciones, lo plano y extenso de la llanura ofrecía mejores condiciones para protegerse de los ataques de los indígenas.beatriz hernandez

Cristóbal de Oñate (padre del conquistador de Nuevo México, Juan de Oñate) había sacado su cuchillo y lo había clavado en el tronco de un árbol que tenía frente a él, declarando fundada la ciudad de Guadalajara, en nombre del rey. Ante las dudas y el desorden de los vecinos, Beatriz, casada con Juan Sánchez de Olea les gritó: «Gente, aquí nos quedamos, el Rey es mi gallo y aquí nos quedamos, por las buenas o por las malas«.

Fue suficiente, el 10 de diciembre de 1560, Guadalajara se convirtió en la capital de la Nueva Galicia y más tarde en la Sede del Obispado, comenzando a tener importancia fundamental como centro de actividades en el occidente del país, sirviendo de puente comercial entre Europa y Oriente.

En memoria de Beatriz se alza una estatua en su honor en la ciudad de Guadalajara, México.

Juana de Leyton (España 1511–siglo XVI)

Nacida en una familia humilde, se embarcó hacia Perú como sirvienta de la casa de Catalina Leyton, que primero fue amante y después esposa de Francisco Carvajal, el Demonio de los Andes. Fue adoptada como hija por la pareja y posteriormente se casó abandonando la casa de Catalina.

Cuando se produjo la sublevación de Gonzalo Pizarro se declaró partidaria de la Corona y se enfrentó directamente a los pizarristas cuando, tras el asesinato del virrey Núñez de Vela, entraron en Lima. Ha pasado a la historia por enfrentarse con su antiguo señor, Carvajal, cuando éste intentó penetrar en su casa. Se cuenta que Juana escondía a connotados realistas en sus aposentos y fue capaz con sus arrestos de frenar al mismísimo Demonio de los Andes, uno de los más coléricos y crueles conquistadores de Perú.

Leonor Yupanqui Palla (Cuzco 1540-Potosí), hija de Atahualpa, casada con el Adelantado Juan Ortiz de Zárate y madre de Juana. Sobrevivió a su marido  que murió en Asunción sin completar sus objetivos.  

Según los testigos de la época parece que la pareja no solo se amaba sino que además conformó un magnífico tandem empresarial que generó negocios muy fructíferos.

Aconsejó a su hija Juana para que se casara con Juan de Torre de Vera y Aragón un candidato compatible con sus planes y que continuaría la labor de su marido, ya que gracias a este matrimonio se preservaban sus dominios en Charcas y el norte argentino. Mientras, su yerno actuaba directamente sobre el río Paraná, corazón de las tekohas o ciudades guaraníes, asentándose en ellas y fundando las ciudades de Buenos Aires y Corrientes.

Sobrevivió incluso a la muerte de su joven hija, y aunque ya era una persona mayor protegió y guió a su nieto Juan Alonso de Vera y Zárate, para que mantuviera los intereses de su “panaka”  ahora hispano-inca. Viajó con él a España para defender sus derechos, refrendar sus privilegios frente a la corona y en el fondo para dar continuidad a su proyecto durante una generación más. Lo consiguió, ya que su nieto fue nombrado Gobernador del Tucumán, y al igual que su marido y su yerno, Adelantado del Río de la Plata. Junto a él pasó los últimos años de vida.

Isabel de Guevara (España siglo XVI-Asunción? siglo XVI), fue una de las fundadoras de Asunción y de Buenos Aires. Navegó en 1534 en el primer viaje de Pedro de Mendoza, con un grupo de 1.500 colonizadores, incluyendo veinte mujeres, con destino al Río de la Plata. En la expedición, otras mujeres eran María Dávila, amante de Mendoza, Catalina Pérez, que se embarcó en Tenerife, Elvira Pineda, María Sánchez y Catalina Vadillo.

Después de perder a su hermano o a su padre (los registros son poco claros), se quedó sin familia. Dejó Buenos Aires, cuando el fuerte quedó desierto, para hacer el arriesgado viaje de 800 millas arriba del río Paraná hasta Asunción. En 1542, contrajo matrimonio de conveniencia con Juan de Esquivel, un castellano que fue ejecutado después en las guerras políticas internas.

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Juana de Austria

En 1556 Isabel de Guevara llevaba 22 años en América. Según una carta enviada a la princesa Juana de Austria, hermana de Felipe II, el 2 de julio de 1556, que se conserva en el Archivo Histórico Nacional, Isabel ella detalla las penalidades sufridas por los expedicionarios:  “Al cabo de tres meses murieron mil, esta hambre fue tamaña que ni la de Jerusalén se le puede igualar, ni con otra ninguna se puede comparar. Vinieron los hombres en tanta flaqueza, que todos los trabajos cargaban de las pobres mujeres, así lavarles las ropas, como curarles, hacerles de comer lo poco que tenían, limpiarlos, hacer centinela, rondar los fuegos, armar las ballestas cuando algunas veces los indios les vienen a dar guerra (…), dar arma por el campo a voces, sargenteando y poniendo en orden los soldados (…). Si no fuera por ellas, todos fueran acabados; y si no fuera por la honra de los hombres, muchas más cosas escribiera con verdad y los diera a ellos por testigos”.

Argumentaba que sus trabajos le daban derecho a una partición de tierra y a esclavos indígenas. Escribió que debido a que el hambre había causado que los colonizadores varones «se desvanecieran por la debilidad, todo el trabajo había quedado para las mujeres” incluyendo las labores civiles y militares.

Mencía Calderón de Sanabria (Medellín, España 1514-Paraguay), al frente de 50 mujeres, mencia calderonatravesó 1.600 kilómetros de selva en una complicadísima expedición de más de seis años.

Casada en 1535 con Juan de Sanabria, en 1547 se firmó una capitulación que otorgaba a su marido el título de tercer adelantado del Río de la Plata. El mencionado documento autorizaba al nuevo gobernador el traslado de unos cien hombres casados con sus respectivas familias y cierta cantidad de mujeres solteras, con el propósito de contraer matrimonio con los expedicionarios solteros residentes en el Paraguay.

Fallecido Sanabria en 1549, su esposa rehizo la expedición con Juan de Salazar como capitán principal, fundador de Asunción, quien había regresado a España un par de años atrás. Estaba integrada por unas doscientas cincuenta personas, entre las cuales había cincuenta mujeres, cuatro de ellas casadas y el resto, doncellas, todas de buenas familias.ruta mencia1

Antes de llegar al Paraguay, la expedición de Mencía sufrió una serie de dramáticos incidentes: desde fuertes tempestades marinas, pasando por el abordaje de piratas en la costa africana, hasta la permanencia por espacio de cinco años en territorio lusitano en las Indias Occidentales. Así, al llegar a la costa atlántica americana, los integrantes de la empresa, reducidos a unos ochenta hombres y cuarenta mujeres, desembarcaron en la isla de Santa Catalina. Varios oficiales, entre ellos el capitán Francisco de Becerra, habían fallecido en aquella travesía.

El grupo encabezado por Juan de Salazar y Mencía se había dirigido a la región del Mbiazá, a unas veinte leguas al sur de Santa Catalina. Allí fundaron el puerto de San Francisco, acontecimiento de singular importancia, por ser éste el primer enclave español en la costa del Atlántico sur, en salvaguarda de la línea de Tordesillas. Además, la ensenada se erigió en puerta de entrada de los territorios castellanos.

En 1551, el capitán Hernando de Trejo contrajo matrimonio con María de Sanabria, hija de Mencía. Una cláusula de las capitulaciones de Sanabria estipulaba que quien se casase con la primera hija del Adelantado ocuparía el cargo de alguacil mayor de la provincia del Paraguay y con esta unión Trejo se hizo acreedor de dicho empleo. Dos años más tarde nacería en San Francisco, Hernando de Trejo y Sanabria, hijo del mencionado matrimonio. En la región del Mbiazá se realizaron también otros casamientos, entre ellos, la de Juan de Salazar con Isabel de Contreras, viuda del capitán Becerra, y de Elvira de Contreras, hija de Isabel y del citado Becerra, con el capitán Ruy Díaz de Melgarejo.ruta mencia calderon

Hacia 1553, el portugués Tomé de Sousa, gobernador de San Vicente, al enterarse de la fundación de San Francisco y de la población española residente en el lugar, envió una carabela con víveres. De inmediato, ordenó su despoblación y el traslado de Mencía y de la comitiva a su gobernación, con la falsa promesa de facilitarles el viaje hasta Asunción.

Mencía, retenida por el gobernador lusitano, logró escapar de San Vicente con parte de su grupo y retornó a San Francisco, permaneciendo allí a la espera de auxilio. También Juan de Salazar consiguió huir tratando con unos comerciantes portugueses, los hermanos Goes, quienes intentaban llegar al Paraguay.

El grupo de Mencía esperó en vano el ansiado socorro y como éste nunca llegó, decidió emprender también el viaje con destino al interior del continente. Salazar llegó a Asunción en octubre de 1555 y el grupo de Mencía y Hernando de Trejo en compañía del grupo de mujeres con solo diez de ellas supervivientes, se presentó a mediados del año siguiente. Mencía Calderón de Sanabria, de edad muy avanzada, terminó sus días en el Paraguay. Su numerosa descendencia estuvo bastante vinculada a la vida política y económica de la provincia y le prodigó grandes satisfacciones en sus últimos años. 

Por esta época y refiriéndose a la ciudad de Asunción en Paraguay, el presbítero Francisco González Panigua le escribe al rey de España lo siguiente : «el conquistador que está contento con cuatro indias es porque no puede haber ocho y el que con ocho porque no puede haber dieciséis y que no hay quien baje de cinco y de seis, la mayor parte de quince, y de treinta y cuarenta los lenguas y capitanes”.

Para Ruy Diaz de Guzmán, todo un harén se montaron los conquistadores con las guaraníes: «las cuales son muy lindas y grandes amantes, afectuosas y muy ardientes de cuerpo”. De hecho a Asunción la llamaban el “Paraíso de Mahoma” por aquello de los harenes. 

Beatriz Estrada y Gutiérrez Flores de la Caballería (Salamanca 1515-Ciudad debeatriz de estrada México 1553), esposa de Francisco Vázquez Coronado desde 1537, que fue gobernador de Nueva Galicia y explorador del suroeste de Estados Unidos. Conocida como «la Santa» tuvo 5 hijas y 1 hijo. Era la propietaria de la segunda encomienda más grande de Nueva España en Tlapa, hoy estado de Guerrero, que sirvió para financiar la expedición de su esposo, quien volvió de su exploración en 1542 y moriría en 1554.

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Dama de Cofitachequi (Frontera Georgia-Carolina del Sur siglo XVI). En la primavera de 1540, Hernando de Soto llegó a Cofitachequi (cerca de la actual Camden), un asentamiento probablemente perteneciente a la cultura catawba, que estaba gobernado por una mujer que ha pasado a la historia como la «Dama de Cofitachequi».

La expedición fue bien recibida por la mujer, quien les proveyó de alimentos y cedió su propia vivienda para habitación del español. Allí estuvieron alojados varias semanas. Por la información ofrecida por los nativos supieron del paso precedente de la expedición de Lucas de Ayllón, comprobando los restos materiales de la misma. Ella pensaba que una alianza con los recién llegados, que demostraban poder para la guerra, le serviría para combatir a sus enemigos.

En el relato del cronista Garcilaso de la Vega, comparó la situación y el momento con la que tuvieron en Egipto Marco Antonio y Cleopatra. Primero fueron recibidos por los notables, y después apareció la cacica  en una embarcación cubierta y decorada, acompañada por otras seis mujeres, y remolcada por otra canoa con seis remeros.

La cacica impresionó a los españoles por su delicadeza y buenas maneras. Ordenó que le trajeran un asiento para conversar con el jefe de los españoles y encargó al intérprete de estos Juan Ortiz que le entregara su gran collar. De Soto prefirió recibirlo de sus propias manos y le dio a cambio su anillo adornado con un rubí.

A pesar de la epidemia de peste que acababa de asolar su país, la cacica ofreció hospitalidad a los españoles, la mitad de los víveres y las perlas que adornaban los templos funerarios.

Después regresó a su poblado «dejando a nuestros castellanos muy satisfechos y enamorados tanto de su discreción como de su belleza, que era de una gran perfección. Quedaron sorprendidos por la delicadeza de una bárbara nacida y criada lejos de toda buena enseñanza. Estaban tan encantados con ella que ni entonces ni después, intentaron saber como se llamaba, contentándose en llamarla señora, y con razón, ya que era una gran dama en todos los conceptos. 

El 13 de mayo de 1540, Hernando de Soto decidió continuar su exploración dirigiéndose hacia otro cacicazgo al noroeste, Xuaka (Joara).

Mencía (María) de los Nidos Álvarez de Copete (Cáceres 1516-Santiago de Chile 1603), hija de familia noble de Castilla, viajó en 1544 a las Indias, siguiendo los pasos de cinco de sus seis hermanos. Primero estuvo en Perú y luego en Chile donde se instaló en 1550 en la ciudad de Concepción, recién fundada por Pedro de Valdivia. Estaba casada con Cristóbal Ruiz de Ribera.

Se distinguió por la arenga dirigida a los pobladores de Concepción, ciudad sometida a un inminente ataque de 6.000 guerreros mapuches de Latauro que ya habían derrotado a Valdivia y a su sucesor Francisco de Villagrá.

Mencía se colocó en medio de la plaza y dijo: «Señor general, si vuesa merced desea retirarse por el provecho personal, váyase en buena hora; pero deje siquiera que las mujeres defendamos nuestras casas y no nos obligue a solicitar auxilio en las ajenas» 

Aunque finalmente tuvieron que retirarse a Santiago de Chile ante la abrumadora superioridad de los mapuches, su valentía proponiendo resistir la hizo acreedora a que Alonso de Ercilla y Zúñiga, que vivió aquella época de la primera fase de la Guerra de Arauco, en Chile,  inscribiera su nombre en las páginas de su principal obra, el poema épico “La Araucana”, inmortalizando, de esta forma, por su gesto y arrojo, la figura de la cacereña,  a la que denomina como noble, valerosa y osada.

Aldonza Villalobos Manrique (Santo Domingo 1520-Madrid 1575), fue gobernadora de la Isla Margarita, Venezuela. Había heredado este cargo de su padre, el oidor de la audiencia de Santo Domingo, Marcelo de Villalobos, gracias a la decidida intervención de su madre. Los padres de Aldonza habían llegado a la Española en 1510.islas margarita y cubagua

Aldonza, y durante un tiempo su madre Isabel Manrique de Villalobos, dirigió los rumbos de la Isla Margarita (actual caribe venezolano), entre 1527 y 1575. Durante su mandato, la isla pasó a ser una próspera colonia, bastante rica, a causa de la explotación de perlas.

Posteriormente el 13 de noviembre de 1534, se le entregó también la jurisdicción de la isla vecina de la ciudad de Nueva Cádiz, la isla de Cubagua.

En 1535 Aldonza se casó, a la edad de quince años, con el capitán Pedro Ortiz de Sandoval, a quien había acompañado en la Conquista del Perú. A partir de este momento hay cierta confusión en las fuentes. Algunos historiadores atestiguan que ambos marcharon a Isla Margarita donde fundaron la ciudad de La Asunción, la capital de la isla además de otras ciudades. Se dice que además de desarrollar la extracción de perlas, introdujeron el cultivo de la caña de azúcar, cereales y vid en América. 

Ana de Ayala (Sevilla siglo XVI-Venezuela), esposa de Francisco de Orellana, participó en la exploración del Amazonas. Se dice de ella «que fue noble, prostituta, mujer de clase media. .». La expedición de Orellana había partido desde España en 1544 con una flota que llevaba a bordo 400 hombres y cuatro  Capitanes. Llegaron primero diezmados a Cabo Verde, luego ya en América embocaron desde el impresionante delta el gran río del Amazonas, el cual surcaron durante 11 meses. Se perdieron y fueron extinguiéndose uno tras otro, incluido Orellana, al que Ana de Ayala enterró en la orilla izquierda, bajo la sombra de un árbol. Sobrevivieron 44 personas, entre ellas la sevillana, que tuvo la valentía de afear al rey que la falta de medios les había precipitado al fracaso.

María Escobar (Trujillo, España 1520-Cuzco), de probable origen noble, casada con Diego de Chaves, ambos naturales de Trujillo, primera en importar y cultivar trigo en América. Según Eloí­sa Gómez-Lucena, era tan de vital importancia preservar las semillas, que la Corona española premiaba con 600 ducados al primero que en cada ciudad del Nuevo Mundo obtuviera una cosecha de cebada, trigo, aceite, vino y cualquier otro producto de España; y como relata el Inca Garcilaso: «Es de saber, que el primero que llevó trigo a mi patria (yo llamo así­ a todo el imperio que fue de los Incas) fue una señora noble llamada Marí­a de Escobar. Esta señora, digna de un gran estado, llevó el trigo al Perú a la ciudad de Rí­mac (Lima)«.

Leonor Alvarado Xicotencatl (Utatlán 1524-Guatemala 1583), la primera mestiza prominente, nacida en Guatemala.

Hija de Pedro de Alvarado y de Luisa de Xicotencatl, era una princesa india tlaxcalteca que fue criada por sus padrinos. Se casó en 1541 con Pedro de Portocarrero, amigo de su padre. Escapó de la muerte cuando un deslizamiento de tierra resultante de una inundación y un terremoto cubrió la capital de Almolonga y mató a su madrastra y virreina Beatríz de la Cueva, el mismo año.

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Catedral de San José. Antigua Guatemala.

Después de la muerte de su esposo en 1547, se casó con Francisco de la Cueva, el hermano de su madrastra. De este matrimonio nacieron los hijos de la descendencia de Pedro de Alvarado en Guatemala. Su segundo marido murió en 1576, y Leonor murió siete años después, a la edad de cincuenta y nueve años. Sus restos fueron enterrados en la Catedral de San José (Antigua Guatemala), junto a los de su padre y su madrastra.

María de Carvajal y Mendoza (Úbeda, Jaén 1525-Bogotá 1573).

Llegó a América en 1545 con su esposo Jorge Robledo que había sido uno de los capitanes de Francisco Pizarro.  «Bella, elocuente y activísima durante el viaje que hizo a Indias con el Visitador D. Miguel Díez de Armendáriz, supo congraciarse con él hasta el punto de que este magistrado tomase la defensa de Robledo contra Belalcázar en las reyertas que aquellos conquistadores tuvieron entre sí«; reyertas que concluyeron trágicamente, con la muerte de Robledo .

Se afirma también, que María era un tanto jactanciosa y presumida y que sus relaciones con sus criados eran un tanto despóticas: «se daba muchas ínfulas, era muy orgullosa con los subalternos y se hacía llamar a boca llena Señora Mariscal«.

Se vio de repente viuda y desamparada. La joven y agraciada María de Carvajal siguió el ejemplo de muchas de sus compatriotas y en breve dio su mano de esposa por segunda vez al Tesorero de la Real Hacienda de Santafé (en Bogotá), Pedro Briceño y Verdugo a donde había ido a pedir noticia apenas tuvo conocimiento de la muerte de Robledo.

Al fallecer este se casó por tercera vez, ahora con el Presidente de la Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá, Francisco Briceño López.

Catalina de Miranda (Sevilla 1527-Caracas 1610).

Llegó a Venezuela con 15 años de edad y se relacionó con los capitanes de la Conquista; logró hacerse rica y mantener holgadamente a sus hijos. Su pareja inicial fue el fundador de El Tocuyo Juan de Carvajal con el que llegó a Coro en 1545 . Tras la muerte de este, Catalina que ya había sido madre se quedó en El Tocuyo y se casó con Francisco Ramos de Argañaras. Fueron aquellos los tiempos de su cercana amistad con el conquistador Juan de Villegas (1509-1553), fundador de Barquisimeto (1552) y gran amigo de Carvajal. Fue también, tiempo después, amante de otro conquistador, Diego García de Paredes (1506-1563), fundador de Trujillo (1558). Y ”parece que se distrajo un poquito con Francisco Sánchez”, según otro historiador.el-tocuyo.8

Fue desde luego mujer de activa vida sexual, con peleas por ella entre sus amantes, por ello: “Las señoras principales expresaron un día que se iban de El Tocuyo porque no podían soportar los escándalos de Catalina de Miranda”. La calificaban de «cortesana» y «barragana«.

Su vida la ha novelado Xiomary Urbáez en «Catalina de Miranda», quedando finalista del Premio Iberoamericano de Narrativa Planeta-Casa de América 2012.

Juana Quinel (Chile) aparece aproximadamente en 1560, durante la guerra del Arauco.

Según cuenta Mariño de Lobera: « había en el ejército español una india cristiana llamada Juana Quinel, que por su apariencia y sus facultades gallardas era muy apreciada entre los jefes indios e incluso entre algunos españoles de este campamento«. Mientras los araucanos asaltaban la Ciudad de los Infantes, Juana Quinel, «como bravata o para demostrar su valentía, empuñó un arco, colgó en su hombro un carcaj lleno de hermosas flechas y, marchando en el escuadrón de los indios yanaconas, se puso a la vanguardia como capitana. Empezó entonces un discurso de exhortación al combate, en el que no prometió como recompensa lo que los otros capitanes cristianos tenían por costumbre invocar (la gloria de Cristo, la exaltación de nuestra santa fe o las gracias y el reconocimiento del Rey, así como el honor de las victorias), sino la recompensa indecente de su propia persona, prometiendo sus favores a quien diera pruebas de mayor valor«.

Estas palabras enardecieron al destacamento indio que, no solo obedecieron las órdenes de su jefe habitual, sino las de la mujer que exclamaba: «vamos hermanos carguemos contra esos perros indios, enemigos de Dios y de los Santos«.

La victoria se alcanzó tras una violenta batalla, en la que los araucanos se retiraron dejando el campo sembrado de cadáveres.

Isabel Bravo fue la primera mujer que de manera legal ejerció la profesión de comadrona en Chile. Habia residido durante bastante tiempo en Lima y obtenido su título oficial en 1568 de manos del célebre médico Francisco Gutierrez. Aprobada su titulación por el Cabildo de Santiago de Chile, continó allí ejerciendo su profesión.

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Monasterio de la Santísima Trinidad. Lima.

Lucrecia Sansoles (Burgos 1544? -Lima 1612), primera mujer que se estableció en La Paz, Bolivia en el año de su fundación, en 1548, era esposa de Juan de Rivas.

Puede decirse que fue ella la que dirigió la fundación de la capital de Bolivia, creando los llamados obrajes, manufacturas de paños y bayetas, ayudando a levantar iglesias y protegiendo a los indios.

Viuda y residente en Lima desde 1579, fundó en 1584 junto a su hija Mencía de Vargas y otras seguidoras el Monasterio de la Santísima Trinidad de Lima, ocupado por las Bernardas desde 1606. Fue su primera abadesa, donde murió.

Mencía Ortiz (España siglo XVI), empresaria. Poco se sabe de esta mujer, salvo que en 1549 se concierta con otros socios, entre los que se cuenta un tal Rodrigo Franquis, para dedicarse al tráfico de mercancías con América. Crea una compañía que registra ante el jurado Francisco Ruíz, y en donde ponen como bien una nao «La Concepción», que ya tiene las bodegas cargadas y está presta para partir hacia su destino. Será una de las pioneras, pero no será la única en intentar explotar el nuevo mercado que suponían las Américas.

Juana Ortiz de Zárate (Cuzco 1561- Paraguay 1584), hija de Juan Ortiz de Zárate y de Leonor de Yupanqui Palla. Fue reconocida por el rey Felipe II como “mujer muy principal y noble, descendiente de los Incas, señores que fueron del Perú”.

Se casó en 1577 en la Ciudad de la Plata con el licenciado Juan de Torres de Vera y Aragón, caballero de esclarecido linaje y oidor del Tribunal de Justicia. Con solo veintinueve años, testa el mismo día de su fallecimiento. Tuvo un hijo, Juan Alonso Vera y Zárate, más tarde gobernador de Tucumán.sor juana ines

Isabel Barreto y Quirós (Pontevedra 1567-1612).
En 1594 a la muerte de su marido Álvaro de Mendaña en la isla de Santa Cruz, del Océano Pacífico, tomó el mando de la expedición que tenía como objetivo explorar el archipiélago de las Salomon. En una situación extrema dando muestras de una firme voluntad, logró poner a salvo y llevar a la maltrecha expedición a las islas Filipinas.

La llamaron «la reina de Saba» por ser la dueña teórica de las islas Salomon.

Catalina de Erauso (San Sebastián 1585/1592-Nueva España 1650 ?), la_monja_alferezla monja alférez.

Hija de un importante militar que sirvió con Felipe III,  a los 15 años de edad escapó en 1600 de un convento de San Sebastián donde estaba recluida. Se disfrazó de varón y con un nombre falso pasó por Vitoria, Valladolid, Bilbao, Navarra, San Sebastián, Pasajes, Sevilla y Sanlúcar de Barrameda donde viajó a América como grumete en 1603. Todo este tiempo lo pasó disfrazada de varón, con el cabello corto y usando distintos nombres, como Pedro de Orive, Francisco de Loyola, Alonso Díaz, Ramírez de Guzmán o Antonio de Erauso.

En su azarosa vida americana pasó distintas aventuras en Venezuela, Cartagena de Indias, Nombre de Dios (Panamá), Paita (Perú), Ecuador, Trujillo, Lima, Chile y Concepción.220px-Travels_of_Catalina_de_Erauso_1600s_map.svg

En la batalla de Valdivia recibió el grado de alférez. En la siguiente batalla de Purén murió el capitán de su compañía y ella asumió el mando, ganando la batalla. Luego pasó al Río de la Plata, Tucumán, Potosí, Chuquisaca, La Paz y Cusco.

En 1623 fue detenida en Huamanga, Perú, a causa de una disputa. Para evitar su ajusticiamiento pidió clemencia al obispo Agustín de Carvajal, al que confesó que era en realidad una mujer y que había estado en un convento. Tras un examen por parte de un conjunto de matronas, que determinaron que era cierto que se trataba de una mujer y que además era virgen, el obispo la protegió y fue enviada a España.

Allí la recibió el rey Felipe IV, el cual le mantuvo su graduación militar y la apodó monja alférez, a la vez que le permitía emplear su nombre masculino y le concedió una pensión por sus servicios a la Corona en el Reino de Chile. El grado de monja alférez había sido ganado en el propio campo de batalla, por el valeroso y arriesgado rescate que hiciera de la bandera de Castilla arrebatada por los araucanos, en lo que fue la famosa batalla de Valdivia.

Estuvo en Roma y Nápoles y volvió a América en 1630 residiendo en Ciudad de México y Veracruz.

Rosa de Santa María, Isabel Flores de Oliva (Lima 1586-1617) nacida en América y SantaRosa_Blogcanonizada como Santa Rosa de Lima, según un testimonio recogido en la encuesta de beatificación la describe:Era de peregrina hermosura, con brío y gala, de talle bien dispuesto, dulce de carácter y discreta […] Tenía el rostro ovalado, sereno y apacible; pelo rubio y abundante, ojos grandes y negros, frente despejada, ceja arqueada y bordoneada, mejillas rosadas, barbilla prominente, manos blancas, pequeñitas y bien torneadas y regular estatura”.

Ingresó en la Orden Tercera de Santo Domingo, que se confirmó el 10 de agosto de 1606, en la iglesia del Convento de los frailes predicadores. A partir de aquel día, pasó a llamarse Rosa de Santa María y comenzó a ejercer el oficio de camarera de la patrona de la Orden, su santa protectora, cargo que desempeñó hasta el final de su vida, manifestando ostensiblemente su alegría y el arrobo místico que sentía al estar en presencia de la venerada imagen.

El 2 de enero de 1668 se la nombró patrona principal de Lima y fue beatificada por Clemente IX, el 12 de febrero del mismo año. Clemente X la proclamó patrona de toda la América española y posesiones oceánicas de España el 11 de agosto de 1670 y, el 12 de abril de 1671, firmó el decreto de su canonización. Su fiesta se celebra el 23 de agosto.

Clarinda (Lima? siglo XVI-siglo XVII), poetisa peruana anónima.  El «Discurso en loor de la Poesia» firmado por Clarinda apareció en 1608 al frente de la Antología publicada en Sevilla por Diego Mexía de Fernangil con el título de Primera parte del Parnaso Antártico. En esta Antología se dice que la obra fue «compuesta por una señora principal de este reino (Perú) muy versada en lengua toscana y portuguesa por cuyo mandamiento y por cuyos justos respetos no se escribe su nombre». El nombre verdadero queda detrás del seudónimo de Clarínda.clarinda

El poeta Mexía de Fernangil dedica un largo poema clásico en su Segunda Parte del Parnaso Antártico (1615), a una religiosa de un convento de Lima como a la señora de todos sus respetos y admiraciones: «A Leonor de la Trinidad, fundadora y abadesa de las Monjas Descalzas de la limpia Concepción del Monasterio del Señor San José en la ciudad de los Reyes del Perú«. Fue sin duda su corresponsal persona cultísima muy al tanto de «mitologías poéticas»

Es posible entonces que detrás del seudónimo de Clarinda estuviera una religiosa y que ésta fuera Sor Leonor de la Trinidad a quien Mexía (ya en 1615) agradeciera, con ese largo poema clásico de su «Segunda Parte del Parnaso Antártico», tanta admiración como por él demuestra la poetisa en el «Discurso en loor de la Poesía».

Amarilis (Huanuco 1594?-1622) poetisa. Según Guillermo Lohmann Villena su nombre real era el de María Rojas y Garay. Admiradora de la obra de Felix Lope de Vega, a quien envió su poema Epístola a Belardo, que fuera publicado en 1621 en La Filomena, obra de Lope de Vega.

Huérfana, provenía de dos familias inquisidoras ilustres que fundaron la ciudad de León (Huanuco). Fue pupila seglar del beaterio de las Agustinas Recoletas de Lima, donde recibió una estricta y amplia formación renacentista. María de Rojas se exclaustraría en 1617, para contraer matrimonio. Falleció en 1622, poco antes de que llegaran al Perú las primeras copias de La Filomena de Lope de Vega.

Es una de las figuras más representativas de la etapa clásica y la más notable poetisa de la literatura virreinal.

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Retrato de Francisca Enriquez de Ribera 1638.

Francisca Enríquez de Ribera (Sevilla-Cartagena de Indias 1641), condesa de Chinchón y virreina del Perú.

Viajó en 1628 con su marido Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla a tierras peruanas, y según una controvertida historia contrajo el paludismo/malaria. Una india que tenía a su servicio la reveló el secreto del poder curativo de los polvos de la corteza de quina (quinina), los cuales curaron a la virreina.

Según la Dra. Paloma Merino Amador que publicó un artículo titulado “La quinina, el descubrimiento que cambió el mundo”  publicado en el año 2004 por la Empresa Farmacéutica Bayer, abunda en la tesis de la intervención de la Virreina en el descubrimiento de la quina. Termina así su artículo:Cuando se restableció del todo, y a pesar de que la figura activa de la mujer en la sociedad era muy limitada, se encargó de proporcionar el tratamiento a todos los enfermos de Lima, que denominaron al preparado y en agradecimiento “polvos de la condesa”, lo que la convirtió en una virreina muy querida. Los jesuitas enviaron grandes cantidades del preparado de quina al cardenal español Juan de Lugo, padre general de la orden, que residía en Roma. El cardenal lo distribuyó entre los pobres de la Ciudad Eterna. En España se probó por primera vez en Alcalá de Henares y el avance científico se conoció en toda Europa gracias a Luis XIV de Francia, quien compró la nueva sustancia para curar al Delfín, lo que supuso el triunfo de la quina en el Viejo Mundo.
Gracias a la Condesa de Chinchón, la sociedad científica comenzó a utilizar un tratamiento para una de las enfermedades que más muertes causaba tanto en América como en Europa. Doña Francisca recibió el primer homenaje cuando el botánico Linneo puso el nombre de chinchona al género del árbol de la quina (Linneo lo escribió siguiendo la fonética italiana, por lo que la palabra se pronuncia como en castellano chinchona) . En la actualidad no existe tratado que no reconozca a la condesa como la persona que favoreció la difusión del fármaco, y su historia es la protagonista de las salas de quina del Wellcome Historical Medical Museum de Londres, al igual que hay frescos con escenas de su curación en el Hospital del Espíritu Santo de Roma. José María Pemán escribió la obra en verso “La santa virreina”, con claro valor literario y que tiene como nudo argumental la curación de la española

Para Manuel Carrasco Moreno:

«¿Cual es la verdad de la curación de la condesa y el descubrimiento de la quina? Con seguridad nunca lo sabremos. Lo más verosímil es que sólo sea una ficción, una leyenda de las tantas inventadas. Pero generalmente en la mayoría de las leyendas siempre hay algo de la realidad, y a nosotros nos gusta creer que en este bello relato se encierra una pequeña parte de la historia real de nuestro pueblo».

Ana Francisca de Borja y Doria (Gandía, España 1640-Madrid 1706), virreina del Perú.

En 1667, en unión de su esposo Pedro Antonio Fernández de Castro, nombrado virrey del Perú, partió desde Cádiz con destino al puerto de El Callao. En 1668 el virrey se tuvo que trasladar a la provincia de Puno, dejando a su esposa a cargo del gobierno del Perú, por delegación facultada en la cédula real de 12 de junio de 1667.

Ejerció enteramente la autoridad real, dirigiendo el gobierno del virreinato durante la ausencia de su marido, tomando decisiones y emitiendo decretos. Su autoridad de ningún modo fue puesta en duda por instancia alguna del poder gubernamental.

El asunto más peligroso que tuvo que zanjar fue el ataque y posterior saqueo de Portobelo en Panamá, consumado por el pirata Henry Morgan en agosto de 1668. Producida la agresión de Morgan, la virreina gobernadora, ejercitando plenamente su cargo, envió rápidamente abastecimientos y pertrechos de guerra y dispuso el ataque contra los piratas. Así como también, para frenar nuevos ataques a otros puertos como Callao, emprendió una vigorosa defensa con la que logró neutralizar eficazmente el asedio de piratas y corsarios

El 11 de junio de 1675, en unión de sus hijos, viajó, desde El Callao a España, trasladando el cadáver de su marido. Ya no volvió a América.

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Sor Juana Inés de La Cruz.

Sor Juana Inés de la Cruz,  Juana de Asbaje y Ramírez de Santillana (San Miguel de Nepantla, México 1648/51-Ciudad de México 1695), a los quince años entró en la corte virreinal. Escritora brillante, culta, aguda y con una gran sensibilidad social, reivindicó el papel de las mujeres oprimidas en el Nuevo Mundo. Nacida ya en las nuevas tierras de San Miguel Nepantla, cobra especial relieve en la literatura novohispana.

Entréme religiosa porque para la total negación que tenía al matrimonio, era lo menos desproporcionado y lo más decente que podía elegir”.

Rafaela de Herrera (siglo XVIII). En el contexto de la guerra de los siete años (1757-63) el gobernador inglés de Jamaica, William Henry Littleton, preparaba un ejército de tres mil hombres y más de cincuenta embarcaciones, con el objetivo de entrar en Nicaragua remontando el río San Juan, desaguadero que es del Gran Lago. Precisamente en previsión de ello, los españoles habían construido el castillo de la Concepción, en las inmediaciones de la población del mismo nombre. Su jefe era Pedro Herrera, que próximo a producirse el ataque, se hallaba enfermo y a punto de morir.

Conocedor de la circunstancia, el comandante inglés no se lo pensó dos veces y se plantó ante la fortaleza, exigiendo su rendición pacífica a cambio de la seguridad de sus defensores. Una pretensión que habría conseguido fácilmente de no ser porque en semejantes circunstancias asumió la defensa del fuerte… ¡¡¡una  joven de diecinueve años!!! Era Rafaela Herrera, hija del ya difunto Pedro, única blanca en un fuerte que defendían unos mulatos que no podían disimular su buena disposición hacia la rendición.

Así las cosas, Rafaela se sube al torreón, carga el cañón y rompe fuego contra el campamento enemigo, con tan buena puntería, que al tercer disparo acierta el tiro en la persona del comandante inglés. Enfurecidos, los ingleses inician el asalto al castillo, pero la guarnición, enardecida por el valor de Rafaela, opone ahora una enérgica resistencia. La aguerrida e inteligente joven prepara entonces una ingeniosa estratagema, y hace empapar sábanas de alcohol sobre ramas secas que desliza por el río hacia el enemigo, el cual, engañado, cree hallarse ante el temido fuego griego. El 3 de agosto, tras cinco días de infructuoso asedio, los ingleses abandonan sus posiciones, dejando varios muertos, heridos y algunas embarcaciones.

Cuando Rafaela en compañía de su madre llega a la ciudad de Granada en Nicaragua, es recibida como una heroína. Gloria efímera, pues la vida no la tratará como se merece. Casada con Pablo de Mora y madre de cinco hijos, de los cuales dos eran paralíticos, enviuda y llega a conoce el sinsabor de la pobreza, hasta que nada menos que veinte años después de su hazaña, en 1781, el Rey le concede una pensión. En la carta del monarca estas palabras, tardías, pero no por ello menos elogiosas y merecidas:

“Defendisteis el Castillo de la Purísima Concepción de Nicaragua en el Río San Juan, consiguiendo a pesar de las superiores fuerzas del enemigo, hacerle levantar el sitio, y ponerse en vergonzosa fuga, pues superando la debilidad de vuestro sexo, subisteis al caballero de la fortaleza, y disparando la artillería por vuestra mano matasteis con el tercer tiro al comandante inglés en su misma tienda: realzando la acción a la corta edad de diecinueve años que contabais, no tener castellano el Castillo, ni comandante, ni otra guarnición que la de mulatos y negros, que habían resuelto entregarse cobardemente.

Para Darina Martykánová, historiadora checa que reside en España: «Las mujeres en América afrontaron sus vidas entre la humillación y el empoderamiento, entre la destrucción y el intercambio, para contribuir a la creación de algo radicalmente nuevo, siendo agentes activas de sus destinos y de los destinos de sus comunidades, incluso en las circunstancias más brutales»

Philip O’Sullivan Beare, soldado irlandés del siglo XVII que sirvió en el ejército español y que llegó a ser conocido como escritor, decía: 
No creemos que la historia de ningún país haya producido en tan poco tiempo un cúmulo tal de hembras heroicas, casi ninguna de las cuales ha dejado más que un nombre oscuro escondido entre el polvo de las crónicas”. 

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Fuentes consultadas:

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Conquistadoras: mujeres heróicas de la conquista de América. Carlos B.Vega

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Las mujeres en tiempos de los conquistadores. Catherine Delamare y Bertrand Sallard. 1992

http://dbe.rah.es/biografias/95234/juana-de-leyton

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